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Los hijos del baloncesto dominicano

los hijos del baloncesto dominicano

Las historias de hijos de ex jugadores profesionales que deciden seguir los pasos de sus padres son frecuentes en todos los niveles y todos los deportes, siendo el baloncesto unos de los que presentan este fenómeno.

El baloncesto dominicano no es ajeno a este fenómeno ya que se ha podido ver jugadores de mayor o menor éxito en su carrera, pero cuando escuchamos que se refieren al «hijo de..» es un sentimiento de nostalgia, pero que también nos hace crear comparaciones incluso de una forma involuntaria y actualmente tenemos los hijos de algunos nombres del baloncesto local, creando sus propios nombres en el baloncesto de la NCAA a un paso de iniciar sus carreras profesionales.

Aquí presentamos 5 a los cuales debemos seguir en la actualidad, entre los hijos del baloncesto dominicano.

Hansel Enmanuel “Kikimita” Donato el sorprendente jovencito que a pesar de poseer solo uno de sus brazos, no lo limita al momento de poner en despliegue su talento en las canchas de baloncesto, cursando su año de Sophomore con Austin Peay, en Tennessee, el hijo de Hansel Salvador “Kikima” una figura que fue de los más llamativos en el baloncesto dominicano y de los más taquilleros en el Palacio de Los Deportes.

Chad Baker-Mazara, el hijo del ex selección nacional, Derek Baker Lopez, Chad actualmente en la universidad de Auburn, un atlético alero de 6’7 de estatura y cursando su tercer año universitario, puede tener una prominente carrera gracias a su alto nivel enérgico combinado con su capacidad de anotar el triple.

Yaxel Lenderborg, hijo de atletas porque no solo su padre Okary era un gran deportista, su madre Giselle Raposo fue una voleibolista que llego a estar becada por sus habilidades, pero Yaxel a diferencia de su padre, comenzó en el baloncesto tarde, pero hijo de gato caza ratón, a pesar de esto a podido destacar y obtener una beca universitaria para jugar baloncesto universitario, siendo este un fornido ala-pívot de 6’9 de estatura todavía en curva de aprendizaje.

Gian Valdez, el hijo Giovanny ya ha lucido la camiseta dominicana en categorías formativas y con altas expectativas a su alrededor por ser hijo de uno de esos jugadores conocidos por ser una mente brillante del juego, lamentablemente sufrió la misma lesión que acorto la carrera de su padre, sin embargo con los avances de la medicina esperamos que no sea el caso de Gian, que es un guard con capacidad de leer el juego, organizar y alimentar a sus compañeros, haciendo pagar a los adversarios cuando le conceden libertades para tomar el triple.

Jonathan Aybar, hijo de una tradición multideportiva, Jonathan llega al alma mater de su padre buscando cerrar fuerte su carrera colegial, el ala-pívot de 6’8 de estatura ha mostrado más versatilidad que su padre en cancha y tiene herramientas para ser un nombre importante en el baloncesto dominicano por su estatura y capacidad de lanzar.

El futuro del talento dominicano es intrigante y llamativo, pero definitivamente estos talentos nos mantienen expectantes.

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